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ÓPALO


Fórmula química: SiO2 + nH2O

Dureza: 5,5–6,5

Peso específico: 1,9–2,3 (pura: 2,1–2,2)

Raya: blanca

Fractura: concoidea

No tiene exfoliación

Sustancia coloidal, amorfa

Brillo vítreo a resinoso

Limpieza: con agua y ácidos muy diluidos, con excepción del ácido fluorhídrico

Pertenece a la familia de los Silicatos (Tectosilicatos)



El ópalo es una piedra preciosa muy preciada y de variedades bien conocidas.

Tanto el color como la transparencia son variables, así como la composición química, que no puede ser expresada mediante una fórmula química definida pues la cantidad de agua resulta muy variable. En algunos ejemplares, la cantidad de agua llega a ser del 1%, mientras que en otros casos llega hasta el 21%. Al variar la cantidad de agua, cambia también la densidad, dureza e índice de refracción, por lo que se han detectado densidades de hasta 1,42 e índices de refracción de 1,38 aproximadamente.

El ópalo es una sustancia coloidal formada por sílice amorfa hidratada (familiarmente “cuarzo hidratado”), en la que aparecen impurezas de calcio, magnesio, aluminio, hierro y hasta uranio. Estos elementos están presentes en cantidades considerables, mucho más altas de lo que sucede en el resto de gemas, que aparecen solo como trazas. Este mineral puede ser considerado como el producto de la desecación, más o menos avanzada, de un hidrogel de sílice.

Las variedades más preciadas presentan fenómenos de opalescencia a iridiscencia debidos a juegos de luces en fisuras internas muy delgadas. Este fenómeno puede considerarse como una iridiscencia interna matizada por la opalescencia del mineral.

Esta opalescencia puede explicarse de manera que la sustancia gelatinosa no conserva una estructura uniforme al pasar al estado sólido, se forma una serie de laminillas o hendiduras muy finas de refracción ligeramente diferente.

Estas pequeñas láminas actúan bajo la luz como burbujas de la luz, dando lugar a una serie de colores similares. Cuanto más finas sean estas laminillas, superior es el juego de luces.

Hay otras hipótesis sobre la iridiscencia del ópalo que exponen que este fenómeno podría ser debido a una estructura laminar muy fina, residuo de la estructura de la calcita, que permite pensar en un seudomorfismo entre ambos minerales.

Otros autores atribuyen la iridiscencia a la presencia de hidrocarburos ya que el color suele ser debido a las impurezas antes comentadas.

No es del todo correcto hablar de estructura amorfa en los geles viejos, ya que con el tiempo tienden a transformarse a la forma estable del equilibrio, es decir, la estructura cristalina. Los análisis röntgenográficos han demostrado que estos geles están formados por cuerpos amorfos que contienen numerosos microcristales. En rocas sedimentarias recientes se han hallado esqueletos de radiolarios contenidos en ópalo, mientras que en rocas más antiguas existen transformaciones de la masa en agregados cristalinos.

Unas experiencias realizadas en Australia por medio de microscopios electrónicos han demostrado que la estructura fina del ópalo está constituida por grupos innumerables de esferas uniformes de sílice amorfa rodeadas por espacios vacíos. La disposición es bastante uniforme y la reflexión de la luz adquiere más fuerza debido a estos espacios y ello origina los brillantes colores del mineral.

El diámetro de estas esferas varía y es precisamente este hecho el que determina el color del ópalo. Las micrografías electrónicas han revelado que el color rojo corresponde a las esferas de mayor tamaño, mientras que el verde y el violeta tienen diámetros siempre más pequeños.

Los colores resultan más brillantes e intensos cuanto más ordenadas estén las esferas en las tres dimensiones.

Unas investigaciones mediante microscopio electrónico han demostrado que la microestructura del ópalo está formada por una mezcla de sílice amorfa y cristalina, y que el grado de cristalización depende del yacimiento. Se reveló hace un tiempo la presencia de filamentos radiales de calcedonia en las masas amorfas y de color verde de la variedad denominada prasópalo. En este caso se trataría de una especie de seudomorfismo del ópalo a la calcedonia.

El origen del ópalo es de tipo secundario, se debe a la acción de aguas ricas en sílice, independientemente de que después aparezca en rocas eruptivas o sedimentarias.

El ópalo se deteriora con facilidad y por ello debe ser manejado con un gran cuidado. La temperatura influye de forma notable y puede llegar a modificar o eliminar el color. Esto se debe a una acción mecánica que se manifiesta en las finas hendiduras que originan la iridiscencia de este material. Algunas piezas expuestas directamente a los rayos del sol durante un largo periodo de tiempo perdieron el color y, obviamente, el valor.

El contacto con el agua u otros líquidos puede también causar daños importantes.


ESOTERISMO

Se dice que el ópalo ayuda a controlar las emociones y los sentimientos como la cólera más agresiva, puesto que canaliza la energía proporcionando serenidad.

Se cuenta que tiene más poderes diferentes que el resto de las piedras preciosas. También que si se cuartea o rompe, es señal de malas noticias.

Este mineral precioso se dice que nos ayuda en el amor, sobre todo con la persona que se resiste a entregarse.

Además, según la creencia popular, el ópalo es el ideal para abrir el “Chacra” de la coronilla, considerado como el centro de nuestra espiritualidad.

Si se pone sobre nuestro cuerpo, se cree que se estimula la intuición y la profundidad de pensamiento.


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